Cuando en 2019 nuestro cliente decidió comprar un Mazda CX-30, la financiación parecía la opción más sencilla para hacer frente al pago. Firmó un préstamo con una entidad financiera que, como ocurre en la mayoría de estos contratos, incluía un interés remuneratorio muy por encima de lo razonable: un 9,16 % TAE.
Durante años pagó puntualmente, convencido de que no había otra alternativa. Lo que desconocía es que esas condiciones no superaban el doble control de incorporación y transparencia que exige la ley, y que por tanto estaba abonando cantidades que nunca le correspondieron.
La compra y el contrato: un coche nuevo y una letra demasiado cara
El cliente quería un Mazda CX-30, un SUV de gama media que en 2019 se había convertido en una de las apuestas más atractivas del mercado. Como ocurre en la mayoría de operaciones de este tipo, recurrió a la financiación. Sobre el papel, era un trámite más: firmar el préstamo y empezar a pagar las cuotas.
Sin embargo, el contrato escondía un interés remuneratorio del 9,16 % TAE. Esa cifra, que a simple vista podía pasar desapercibida en un documento extenso y lleno de tecnicismos, suponía un sobrecoste notable en el precio final del coche.
El problema de la transparencia en la financiación de vehículos
La ley exige que las condiciones de un préstamo sean claras, comprensibles y permitan al consumidor conocer el impacto económico real de lo que está firmando. No basta con incluir la TAE en el contrato: debe explicarse de forma que cualquier persona pueda entenderlo, sin necesidad de conocimientos financieros.
En este caso, el cliente no tuvo esa información. La cláusula que fijaba los intereses no superaba el doble control de incorporación y transparencia que marcan la normativa y la jurisprudencia:
No quedó acreditado que el consumidor hubiese tenido oportunidad real de conocer todas las condiciones antes de firmar.
El contrato no ofrecía la información necesaria para valorar correctamente cuánto supondría la financiación en el coste total del vehículo.
La vía judicial: de la demanda a la sentencia
Tras revisar la documentación, desde Reclama Tu Coche se interpuso una demanda solicitando la nulidad de la cláusula de intereses remuneratorios por abusiva. La entidad financiera alegó que el contrato ya estaba cancelado, por lo que no cabía impugnar sus condiciones.
El Juzgado de Primera Instancia rechazó esa defensa y recordó que la nulidad de las cláusulas abusivas es imprescriptible: aunque el préstamo esté liquidado, el consumidor mantiene el derecho a reclamar la devolución de lo pagado de más.
La sentencia fue clara:
Se declara la nulidad de la cláusula de intereses por falta de transparencia.
El cliente solo debía devolver el capital recibido.
La entidad debía reintegrar todos los intereses abonados indebidamente, con los intereses legales correspondientes.
Además, se condenaba a la financiera a pagar las costas del procedimiento.
El resultado: 3.050 € devueltos en ocho meses
El proceso judicial fue rápido. En apenas ocho meses desde la interposición de la demanda, el cliente recuperó 3.050 € que había pagado de más. Una cantidad que demuestra hasta qué punto las cláusulas abusivas pueden encarecer injustamente la financiación de un coche.
Más allá de lo económico, la sentencia aporta algo igual de importante: la certeza de que los tribunales protegen al consumidor frente a la falta de transparencia de las entidades financieras.
¿Crees que podrías estar en una situación similar?
Para nuestro equipo, este caso no es una excepción: es un ejemplo más de un problema generalizado. Sabemos que muchos consumidores creen que nada se puede hacer una vez han firmado o cancelado su préstamo, pero la realidad es otra.
Nuestro trabajo consiste en analizar los contratos, detectar las cláusulas abusivas y acompañar al cliente en todo el proceso, sin que tenga que adelantar costes ni preocuparse por la gestión.
La compra de un Mazda CX-30 en 2019 terminó convirtiéndose en una batalla judicial ganada: en solo ocho meses se recuperaron 3.050 €. Casos como este recuerdan que reclamar es posible, efectivo y justo.
Si financiaste tu coche, quizás también estés afectado. En Reclama Tu Coche revisamos tu contrato gratuitamente y te ayudamos a recuperar lo que es tuyo.